La nutrición en el tratamiento del dolor. Por la Dra. Laura Isabel Arranz.
No hay duda de que el tratamiento del dolor debe ser multidisciplinar para conseguir el máximo beneficio para el paciente y, en este sentido, la nutrición también es una herramienta de gran ayuda, especialmente en el contexto del dolor crónico.
La relación entre el dolor crónico y alimentación es tan compleja como interesante. Se da en dos sentidos: por un lado, lo que comemos afecta a la salud, intensidad y evolución del dolor; y, por otro, el dolor crónico afecta a la conducta alimentaria, metabolismo y microbiota de la persona que lo padece. Conocer las relaciones entre estos factores nos ayuda a comprender cómo una mejora dietética ayuda en gran medida a los pacientes a sentirse mejor, tener mejor salud y sentir menos dolor.
Ya hace años que diversos estudios pusieron de manifiesto que, en personas con dolor crónico, hay un nivel aumentado de estrés oxidativo y un estado de inflamación sistémica crónica de bajo grado, y que entre ellos se retroalimentan y favorecen alteraciones en el sistema nervioso, endocrino y en el metabolismo, empeorando la situación general del paciente, así como su dolor. La alimentación es una gran fuente de nutrientes y otras sustancias con efectos antioxidantes y antiinflamatorios que nuestro organismo necesita para modular esos procesos.
Otra de las evidencias más claras en este tema es que el sobrepeso corporal, debido al exceso de grasa, está asociado con más dolor y que la reducción de peso consigue mejorarlo, así como también beneficia otros parámetros, como la funcionalidad y calidad de vida.
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad es superior en pacientes con dolor crónico frente a la población general, interactuando muchos factores que provocan esta situación: no solo la disminución de actividad física, sino también los hábitos dietéticos no adecuados y las alteraciones metabólicas, de microbiota intestinal, y otras, provocadas, en gran parte, por el propio estado oxidativo e inflamatorio.
Enlazando con esto, otro aspecto imprescindible para tener en cuenta es la presencia habitual de trastornos gastrointestinales en pacientes que sufren dolor crónico. Sabemos que esta comorbilidad no es casual y son muchas las publicaciones que explican la relación entre el dolor y el eje intestino-cerebro, con la microbiota jugando un papel principal. Cuidar la salud intestinal ayuda a cuidar el dolor.
Todos estos factores son mejorables con una alimentación adecuada, una dieta antiinflamatoria, que ayude al organismo a disponer de las sustancias necesarias para contrarrestar el estrés oxidativo, la inflamación crónica, el exceso de grasa y las alteraciones gastrointestinales.
El asesoramiento nutricional en pacientes con dolor crónico aporta un beneficio que no debe desaprovecharse. También es momento de trascender algunas recomendaciones poco acertadas que se han seguido y difundir recomendaciones sólidas que estén basadas en el conocimiento científico más actualizado. De esta manera, todos los profesionales podremos orientar mejor a nuestros pacientes.
Por supuesto, el abordaje nutricional debe ser, como todo tratamiento ideal, completamente individualizado y tener en cuenta todos los factores de salud y otros que tienen relación con la vivencia del dolor y la forma de comer.
No hay una única dieta que sirva para todo el mundo, pero sí hay un mismo beneficio que debemos perseguir para todos los pacientes. Si el tema te interesa, te invito a formar parte del grupo de Nutrición de la SEMDOR
Dra. Laura Isabel Arranz
Doctora en Nutrición, farmacéutica y dietista-nutricionista especializada en dolor
Miembro del Comité Científico de la SEMDOR
Coordinadora del Grupo de trabajo de Nutrición de la SEMDOR
8 de febrero de 2021.